Platense y Lanús se enfrentarán este viernes a las 19:00, en el Ciudad de Vicente Lopez y por la fecha 22 de la Liga Profesional. En este post, repasamos el recordado desempate que protagonizaron en 1977 por el tercer descenso a la «B», en un partido que pasó a la historia del fútbol argentino.
El 16 de noviembre de 1977, en el viejo Gasómetro y con la presencia de más de 50 mil personas, Platense y Lanús definieron el descenso, en un partido que pasaría a la historia del futbol argentino.
En esa época, todavía no existían los promedios, y los tres últimos descendían a la vieja Primera B. Ferro y Temperley, fueron los que vivieron el infierno, de perder la categoría. El Verdolaga lo experimento varias fecha antes del final. Por el otro lado, el Gasolero lo hizo en la penúltima. Tanto Platense como Lanús, terminaron con 38 puntos, uno más que All Boys y dos más que Quilmes, Atlanta, Chacarita y Gimnasia de La Plata.
Hay que destacar como llegaron a ambos hasta esa situación: Lanús perdió en su propia cancha contra Rosario Central, que no jugaba por nada, gracias a un gol olímpico de Carlos Gómez, en tanto que Platense cayó en Avellaneda ante Racing por 1-0, por culpa de un cabezazo de Daniel Killer, que le quitó las preocupaciones a los hinchas albicelestes, ya que la Academia estaba un par de puntos arriba solamente.
Como curiosidad, ambos equipos habían compartido ascenso en 1964 y 1976. Sin embargo, esta vez la historia sería distinta, debido a que tenían que definir la última plaza de la Primera B 1978.
El partido fue un bodrio, mucho temor, pierna fuerte, asperezas, rechazos a cualquier parte y muy pocas situaciones de gol. Lanús pegó un cabezazo en el travesaño, cuando Guillermo Zárate cabeceó y la pelota tras rebotar quedó en las manos del arquero Miguelucci. La que tuvo Platense fue una larga corrida del puntero izquierdo Miguel Ángel Juárez (cinco años después campeón y goleador del Ferro de Carlos Griguol) que terminó con un zurdazo cruzado que rozó el poste izquierdo de Rubén Sánchez, el popular Loco que había sido gran arquero de Boca años antes. En el tiempo suplementario, tampoco paso gran cosa, teniéndose que definir desde los 12 pasos.
El experimentado árbitro Roberto Barreiro hizo el sorteo y lo ganó Platense, o sea que los penales se ejecutaron hacia la tribuna donde vibraba la parcialidad del calamar, hacia la calle Muñiz. La serie de cinco penales por bando terminó igualada: Platense ganaba 4-3, pero Rubén Sánchez atajó el tiro de Roberto Gianetti y Abel Moralejo igualó las cosas venciendo a Miguelucci. Empezó la serie de dos penales por equipo (error increíble de la terna arbitral, porque eran series de dos en total, uno por equipo) y siguió la paridad.
Comenzaron las series de dos penales por equipo, algo que nunca ocurrió, ni antes ni después en nuestro fútbol. Platense estuvo a punto de ganarlo otra vez, pero Rolando Niro desvió su remate y luego empató el Negro Zárate. Estaban 5-5. Vino la tercera parte: fueron todos convertidos, aunque el penal que tiró Carlos Pinasco, centro delantero calamar, lo hizo desgarrado y lo metió igual, pero después de ejecutarlo se tumbó en una camilla y lo sacaron así del área. Por otro lado, los jugadores de Lanús metieron una Virgen de Luján de un metro de altura y se pusieron a rezar mirando hacia su tribuna, de la Avenida La Plata. El talentoso Julio Crespo no aguantó la descompostura y se fue corriendo al vestuario para no volver. No pateó.
El partido había arrancado cerca de las 21.30, sin televisión en directo, y con amenaza de lluvia. Llegaba la medianoche y todavía seguían pateando. Finalmente, en los primeros minutos del jueves 17 de noviembre, tocó el turno de una nueva tanda: Peremateu estrelló el remate en el poste, Miguelucci le paró el penal a su colega Rubén Sánchez (la quiso picar y le salió un tiro muy anunciado y al medio), Miguel Arturo Juárez clavó un bombazo en el arco granate y todo se definió en el penal número 22: Orlando Cárdenas, el 9 de Lanús, lanzó el tiro hacia la derecha y Miguelucci tapó su cuarto penal volando hacia su costado. Platense se quedaba en la A y Lanús volvió a la Primera B. Hubo 22 penales, el calamar ganó 8-7.
Cerca de las 0.15 se acabó el show. Delirio entre los miles de hinchas calamares, que iniciaron la procesión por Avenida La Plata hacia el lejano barrio de Saavedra bajo una lluvia torrencial. Silencio y mortificación en los miles de granates asombrados por la derrota. Un final increíble para un partido que quedó en la historia.