En el partido decisivo de la edición 2004/05 del torneo europeo, Liverpool derrotó a Milan en uno de los partidos más épicos de toda la historia.
A horas de lo que será la final de la UEFA Champions League entre Manchester City e Inter, muchos fanáticos recordaron lo que fue la última vez que un partido definitorio se jugó en Estambul, sede del partido de esta tarde. Es que aquel 25 de mayo de 2005, Liverpool y Milan se midieron en lo que tal vez haya sido uno de los encuentros más recordados de la historia del certamen: El Milagro de Estambul.
El Milagro de Estambul: la última final de la Champions League en suelo turco
El 25 de mayo de 2005, la capital de Turquía fue la sede del partido definitivo de la Champions League que reunía a dos gigantes europeos acostumbrados a disputar partidos de ese calibre, pero con dos presentes dispares. El Milan de Carlo Ancelotti llegaba como el claro favorito a quedarse con aquel duelo, mientras que el Liverpool llegó a la final desde la fase previa y estaba sacando la cabeza del agua de a poco.
No había pasado ni un minuto de juego tras el pitazo inicial que un centro de Andrea Pirlo fue conectado por Paolo Maldini para marcar el primer gol rossonero. Tras el cimbronazo que significó aquel tempranero tanto, al conjunto británico parecían temblarle las piernas mientras que el equipo italiano olió sangre y fue por más. Se acercaba el fin del primer tiempo, corría el minuto 39 y Hernán Crespo marcó el 2-0, para luego, faltando un minuto para el final de la parte inicial, el mismo Crespo puso el 3-0 que encarrilaba la séptima Champions para el Milan.
El segundo tiempo pintaba como un trámite para los italianos y un martirio para los Reds. Sin embargo, así como el ave fénix resurge de sus propias cenizas, el Liverpool hizo lo propio ante los ojos del mundo. Al minuto 54 de la segunda mitad, un perfecto cabezazo de Steven Gerrard reavivó el fuego y la esperanza de una posible remontada. Dos minutos más tarde, a puro ímpetu, Vladimir Smicer enganchó un misil que sorprendió a Dida y en el marcador se dibujó el 3-2.
Apenas cuatro minutos después del tanto de Smicer, Gattuso derribó en su área a Gerrard y el árbitro del encuentro, Manuel Mejuto González, marcó la pena máxima ¿El encargado de tal responsabilidad? Xabi Alonso. En primera instancia Dida atajó el disparo del volante español, pero el remate lo capitalizó el propio Alonso y esta vez no perdonó. En seis minutos de puro coraje y locura, los de Rafa Benítez anotaron tres goles y el partido estaba como al principio, igualado.
Tras una tiempo extra en el que los de Ancelotti tuvieron una doble chance de llevarse la victoria en los pies de Shevchenko, la final se decidiría en una tensa tanda de penales en la que el arquero polaco Dudek iba a convertirse en héroe.
Los penales del Milagro de Estambul: la última final de la Champions League en suelo turco
El Milan comenzó pateando y Serginho mandó la número cinco a las nubes, mientras que Hamann no falló y adelantó al Liverpool. Luego llegó el turno de un especialista como Pirlo, quien se topó con los guantes destinados a Dudek. Los lanzamientos de Cissé y de Tomasson tocaron la red uno para cada lado, mientras que Dida logró detener el remate del lateral izquierdo de los ingleses Riise, para que más tarde Kaká mantenga la esperanza viva para los italianos.
Llegaban los penales decisivos. Smicer puso al Liverpool a un tiro desde los doce pasos de la gloria y toda responsabilidad caía en los hombros experimentados de Shevchenko. Con toda la presión en sus espaldas, el killer ucraniano se encontró con una nueva atajada de Dudek, quien se convirtió en el gran héroe de aquella epopeya inolvidable en suelo turco.
Así fue como El Milagro de Estambul quedó en la basta historia del fútbol como, quizás, la final de las finales y el Liverpool levantó al cielo de Turquía y ante los ojos del mundo, su quinta Champions League.