La década del ’30 significó un antes y después en la historia de la humanidad y el fútbol. El fascismo y nazismo tomaron un poder inmenso, no solo en sus respectivos paises, sino que a nivel mundial. La gran desencadenante de las malas decisiones políticas y sociales, fue la 2GM, conflicto bélico que marcó un antes y un después en la historia. Con la reciente creación de la copa mundial de fútbol, el deporte rey no estuvo exento de las mafias y la política. En este post repasáremos, la accidentada década mundialista del ’30.
Italia 1934
En 1934, Italia fue sede de la 2da edición de la copa mundial. Mussolini necesitaba más que nunca el torneo, para dar al mundo, una imagen de una Italia unida. El torneo fue utilizado desde el punto de vista propagandístico y nacionalista para unificar el país. Las maniobras sucias arrancaron desde antes del mundial, ya que varios jugadores sudamericanos fueron nacionalizados para jugar con Italia, esto claro está, para asegurar el éxito. Los jugadores nacionalizados fueron: Luis Monti, (Argentina), Atilio Demaría (Argentina), Enrique Guaita (Argentina), Raimundo Orsi (Argentina), Anfilogino Guarisi (Brasil). Además, debido a presiones políticas, se terminó jugando en Italia y no en Suecia, que era el otro competidor para albergar el torneo.
El mensaje estaba claro, Italia debia ganar como sea. El 1er partido, fue contra una desgastada y amateur selección de Estados Unidos, que 3 dias antes habia jugado un partido eliminatorio frente a México. En cuartos de final el rival fue España, partido que termino 1-1, por lo que se tuvo que jugar un desempate. 7 de los 11 titulares españoles se perdieron ese encuentro por lesión o cansancio, entre ellos Ricardo Zamora con dos costillas rotas. En el desempate, Italia se impuso por la minima, con un arbitraje mas que dudoso; los ibéricos reclamaron falta sobre el portero en el tanto de Meazza y presentaron una queja porque el árbitro, René Mercet, anuló dos goles a Regueiro y Quincoces. Como curiosidad, después del mundial, el árbitro fue expulsado de por vida.
En semifinales se le presentaba un duro rival, Austria y el famoso Wunderteam (equipo maravilla) integrado por Sindelar (de los mejores jugadores de esa década) y Bican (uno de los máximos goleadores de la historia). El resultado fue el mismo, 1-0 polémico, ya que los austriacos reclamaron falta sobre su portero Peter Platzer, en el gol de Guaita. Mussolini obsesionado con el éxito organizativo y la venta de los logros del fascismo italiano, reunió al seleccionado transalpino antes del pitido inicial y les instó en un discurso a ganar a toda costa. El jugador Italo-Argentino, Luis Monti, que disputó la final de 1930 con Argentina y la de 1934 con Italia, declaró: «En 1930, en Uruguay, me querían matar si ganaba, y en Italia, cuatro años más tarde, si perdía.» También hubo una célebre frase del dictador Italiano, previo a la final: «Usted es el único responsable del éxito, pero que Dios lo ayude si llega a fracasar» Dirigiéndose al entrenador, Vittorio Pozzo.
Francia 1938
Si lo sucedido en Italia 1934, ya era alevoso, es porque todavía no llegamos a esta parte. El politizado mundial de 1938, empezó a gestarse de antes del inicio del mismo
La controversia arrancó con la elección de sede, ya que Argentina se había postulado y como indicaba la regla era el favorito a organizarla, debido a la alternancia de pais. Esto hacia que el mundial volviera a disputarse en Sudamérica (1930 en Uruguay, 1934 en Italia). Sin embargo, varios dirigentes del fútbol galo como Henri Delaunay y Robert Guérin (expresidente de FIFA) apoyaron a Francia. Rimet (francés) quedó convencido, y el resto de los miembros se decantaron a favor de los europeos por estadios y transporte. Al no haber alternancia en la sede, la mayoría de selecciones americanas se negaron a participar. Brasil y Cuba fueron las únicas excepciones.
Además de algunas ausencias sudamericanas, Europa también tuvo su parte, con España y Austria. Por el lado de los ibéricos, la «guerra civil», que había arrancado 3 años antes, les impidió ser participé de la fiesta mundialista. Sin lugar a dudas, la peor mancha política que tuvo el torneo fue la descalificación automática de Austria, pais que había sido semifinalista en 1934, y uno de los favoritos a pelear el título. El 12 de marzo de 1938, Austria fue anexada por la Alemania nazi. Este evento seria conocido como «Anschluss». Ante esta descalificación, Suecia (previsto rival de Austria en octavos) paso a cuartos, sin haber jugado el partido de octavos de final.
Ya entrado en el mundial, el 12 de junio de 1938, Italia (vigente campeón) y Francia (anfitrión) se enfrentaron por los cuartos de final en un ambiente muy tenso por la coyuntura política. Los visitantes jugaron con una segunda equipación completamente negra (símbolo del fascismo italiano). Durante el himno se escucharon abucheos por parte del público galo, mientras los dirigidos por Vittorio Pozzo hacían el saludo romano. Previo a la final, disputada el 19 de junio de 1938 en el estadio olímpico de Paris, el dictador fascista Benito Mussolini le envió un mensaje al entrenador Vittorio Pozzo, el cual decía simplemente «Vencer o morir». 4-2 fue el resultado final, a favor de la azzurra. Posteriormente a la final, el arquero húngaro Antal Szabó declaró: «He recibido 4 goles, pero he salvado la vida de 11 italianos».